A partir de los 40 nos cuesta ver de cerca, un proceso ligado al envejecimiento que conocemos como vista cansada o presbicia. Descubre si es tu caso y si necesitas gafas para leer.
La vista cansada no es una enfermedad, sino que se trata del deterioro del mecanismo de enfoque de los objetos cercanos que tiene el cristalino y que va progresando, igual que la piel se va arrugando, dentro de los cambios fisiológicos relacionados con el paso del tiempo. “Es un proceso involutivo que comienza a edades precoces, porque el ojo es muy sensible”, detalla José Antonio Gegúndez, oftalmólogo del Hospital Clínico y de la Clínica Ruber de Madrid, y vocal de la Sociedad Española de Oftalmología.
Las gafas de lectura o gafas para leer son muy útiles para quienes están todo el día leyendo, usando el ordenador o haciendo actividades que requieren mantener la vista enfocada en objetos cercanos, como las letras de un libro. Aunque son muy accesibles, hay que estar atentos a la calidad de estas gafas: aquí te contamos un poco más de ellas.
Seguramente en algún momento has experimentado la sensación de tener la visión cansada, ver borroso o tal vez sientes que la vista se te desenfoca y no puedes ver de cerca. Esto puede producir también irritación ocular y dolores de cabeza, y se debe a tu músculo ciliar (que está dentro del ojo y ayuda a enfocar la vista) perdió cierta flexibilidad.
Este problema es muy común entre los adultos mayores y aparece a medida que uno comienza a envejecer, aunque también es muy usual entre aquellas personas que hacen muchas actividades que requieren mantener la vista enfocada durante mucho tiempo. Si es así, tal vez estés necesitando gafas de lectura.
¿Necesito gafas para leer?
Si te preguntas si necesitas gafas, lo primero a tener en cuenta es que los síntomas de la presbicia se aprecian en actividades cotidianas como la lectura: notamos que las letras “bailan” y se vuelven borrosas, que cada vez necesitamos tener más luz y alejar más el libro o el dispositivo móvil para ver bien el texto. Tras fijar la vista durante un tiempo prolongado, sufrimos fatiga visual o dolor de cabeza motivados por esa pérdida de nitidez en la visión cercana. En ocasiones, este proceso es intermitente, ya que hay personas que notan los síntomas durante algunos días, semanas o meses y luego parecen recuperar su capacidad de enfoque, para volver a empeorar después.
Soluciones
La vista cansada afecta al 100% de la población, tanto a personas que nunca han utilizado gafas como a otras que padecen desde tiempo atrás otro tipo de defectos visuales. Al principio, cuando empieza la degeneración progresiva del cristalino a causa de la edad, es habitual que la presbicia no se corrija, porque la persona se va adaptando sola a la incipiente dificultad para ver bien de cerca. “Esta adaptación no es negativa y, de hecho, forzar ligeramente la vista -sin llegar a producir fatiga visual, mareos y demás- contribuye a evitar que se acelere el proceso”, cuenta el doctor Elíes, del Instituto de Microcirugía Ocular (IMO).
Pero ya desde los primeros síntomas es importante acudir al especialista para asegurarse de que la pérdida de visión se debe a la presbicia y no a cualquier otra causa. Por el tipo de sintomatología, este problema puede -por ejemplo- confundirse con la hipermetropía, aunque esta última suele manifestarse antes de los 40 por regla general. “En cualquier caso, la mejor manera de salir de dudas es recurrir a un centro oftalmológico para que un especialista ofrezca solución y proporcione unas gafas a medida”, dice la doctora Laura González, del área de Óptica y Refracción del IMO. El doctor Gegúndez aprovecha para romper el mito: “La presbicia avanza igual, nos pongamos o no las gafas”.
Cirugía
“Aunque la vista cansada suele corregirse con gafas, cada vez son más las personas que desean reducir su dependencia de ellas y optan por la intervención quirúrgica. Evidentemente, en la cirugía de la presbicia es fundamental la individualización y el estudio personalizado de cada caso. Existen múltiples técnicas y el 80% del éxito depende de un buen diagnóstico: las opciones son la cirugía con láser, que moldea la superficie de la córnea, las lentes intracorneales y las lentes intraoculares”, apunta el doctor Elíes.
Cuidado con las gafas de bazar
Se venden en cualquier tienda de regalos, pero los especialistas advierten de que no son fiables. “Pueden ser contraproducentes”, subraya la doctora González. No incorporan filtros ultravioleta para el sol, no aseguran ver por el centro óptico del cristal y es muy posible que no se ajusten a la graduación exacta que necesita el paciente. “Como consecuencia, es habitual padecer problemas de confort visual: fatiga ocular, dolores de cabeza, mareos…”.
Las gafas para leer suelen llevar lentes de muy poca graduación que ayudan a relajar el músculo ciliar y poder mantener la vista enfocada por mucho tiempo. Estas gafas solo debes usarlas mientras lees, miras la tele o el ordenador y tal vez necesites un período para adaptarte a ellas.
Aunque las gafas de lectura o gafas para leer son muy baratas y puedes comprarlas en todos lados, desde mercadillos hasta farmacias, lo mejor es consultar antes con un oftalmólogo y comprarlas en un lugar más adecuado, como una óptica. Las gafas que consigues en las farmacias son genéricas y no tienen en cuenta las particularidades de cada ojo.
¿Crees que necesitas gafas para leer? No dudes en consultar con tu oculista.
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fuente: blickers.com; miarevista.es