Los niños y las gafas de sol infantiles

Los niños y las gafas de sol infantiles

Es recomendable que los niños usen gafas de sol infantiles en verano para:

  1. Proteger los ojos de la exposición ultravioleta, que está relacionada con la aparición temprana de cataratas.
  2. Proteger los ojos de la luminosidad.
  3. Elegir gafas con lentes de colores para una protección personalizada.
  4. Evitar una infección bacteriana.
  5. Proteger los ojos en la sombra.

¿A partir de qué edad debemos poner gafas de sol infantiles?

Con la llegada de las vacaciones y del período estival, aumentan las horas de exposición del sol al lado de la playa, las piscinas y también en espacios al aire libre, especialmente en el caso de los niños y adolescentes. Desde el Centro de Oftalmología Barraquer aconsejamos durante el verano poner gafas de sol infantiles a partir de los 3 años para proteger los ojos de la radiación ultravioleta.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya apuesta por tomar medidas de protección ocular y en la piel a partir de un índice de radiación ultravioleta (UV) superior a 3, un nivel que en España sobrepasamos la mayoría de los días de verano.

Para evitar lesiones en los más pequeños, la principal recomendación es evitar la exposición solar directa y las horas de mayor intensidad de la luz solar -entre las 12 y las 16 horas- y fomentar una adecuada protección con gorros, viseras y gafas de sol con filtros adecuados.

¿Deben usar gafas de sol los niños?

Los niños están mucho tiempo al aire libre lo que facilita que reciban una mayor cantidad de radiación solar que los adultos. Por ello, al igual que estos, deben usar gafas de sol para proteger sus ojos frente a las radiaciones ultravioletas. Además, ayudan a evitar que algún cuerpo extraño pueda entrar en ellos (por ejemplo, arena).

¿Cuándo empezar a utilizarlas?

Aunque nunca es muy pronto para que un niño, incluso un bebé, utilice gafas de sol infantiles, durante los primeros meses es difícil que las tolere. A esta edad,  las capotas de los cochecitos y sillas, así como el uso de sombreros pueden ayudar y ser suficientes para proteger los ojos de los lactantes. En general, un niño a partir del primer año, cuando ya camina, es capaz y debería utilizar gafas pues no olvidemos que aunque las gorras o sombreros pueden proteger de la radiación directa en el ojo, no protegen de la parte de la radiación que se refleja en el suelo, la arena, la nieve o el agua.

 

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fuente: guiainfantil.com; barraquer.com; enfamilia.aeped.es/